viernes, 12 de septiembre de 2014

El sueño italiano de un boliviano en el Milan



Fue ascendido al primer equipo del afamado club italiano A.C. Milan, que dirige el exfutbolista Filippo Inzaghi. Ahora, uno de sus compañeros es el español Fernando Niño Torres y comparte a diario con una constelación de estrellas. Así vive estos días el jugador boliviano Sebastián Gamarra, con la posibilidad de debutar en cualquier momento en el calcio, con la camiseta de uno de los clubes más exitosos del fútbol.

Para el fútbol boliviano es “cosa rara” que un jugador esté rayando tan alto. Él es joven, desde hace años está en Europa abriéndose campo y ahora toca la pelota con figuras consagradas en el ámbito mundial. Gamarra es un volante de creación diestro, tiene 17 años. Desde hace tres meses se entrena con el Milan, pero antes, por cuatro años, formó parte de la reserva.

“Estoy muy feliz por las cosas que me pasan; es hermoso, pero esto apenas empieza y creo que me espera una carrera muy larga. Tener la oportunidad de estar en la primera es señal de que voy por buen camino y no me conformo, quiero más. Le meteré duro hasta debutar en el calcio y ojalá pueda jugar una Champions”, asegura vía teléfono desde Convito, residencia de los jugadores juveniles en Milan.

Arribó al primer plantel rossonero desde la pretemporada, ya jugó tres amistosos, dos de los cuales lo hizo como titular y en cada uno de ellos durante los 90 minutos. Desde entonces el entrenador Filippo Inzaghi le ha hecho un seguimiento y no se abstuvo de las comparaciones; “Pirlo boliviano” comenzó a llamarlo, por su juego de armador y creador parecido al del veterano volante de la selección azurra, Andreas Pirlo.

Gamarra firmó un contrato con el club milanista por tres años y tiene metas ambiciosas que cumplir en todo ese periodo. “Los dos últimos amistosos con otros equipos del Calcio los jugué como titular y todo el partido. Les hice pases al Niño Torres, a (Giampaolo) Pazzini, (Giacomo) Bonaventura y todos de la primera”, cuenta.

Asegura que la relación con ese conglomerado de estrellas es profesional, con mucha exigencia, porque así lo amerita estar en el medio. Su mejor amigo es el italiano Riccardo Saponara, otro joven talento.

Gamarra se traslada todas las tardes al Centro Deportivo Milanello, el viaje dura una hora la ida y otra la vuelta. Hay exigencias internas que tiene que cumplir. “Cada día hago dos horas de bus. Llevo una vida dedicada al fútbol. Es muy sacrificado, pero ya estoy acostumbrado a esto desde los 11 años. Quiero cumplir el sueño de jugar en el calcio”, insiste.

Asegura que ya está acostumbrado a ese ritmo de vida y exigencia, y que lo más duro ya pasó, cuando casi de niño se separó de su familia. “La verdad es que para ser futbolista profesional en Europa tienes que madurar ya desde muy chico y eso lo logras viviendo solo, siendo responsable y sabiendo lo que quieres”.

Aún no debutó en Primera, pero paralelamente Gamarra juega el campeonato de reservas con el Milan, de ese equipo es el capitán. “En los campeonatos de reserva que jugué con Milan siempre nos fue bien, llegamos a la final tres veces, pero perdimos. A ese nivel jugué en Suecia, Alemania, España y otros lados, donde enfrenté al Real Madrid, Barcelona, Chelsea, Celtic y Ajax, entre algunos clubes con los que disputamos la Copa UEFA juvenil. Fue una experiencia única”.

Gamarra quiere ir despacio, con humildad y talento para lograr el soñado debut. “Creo que me falta. La verdad es que sigo evolucionando, estoy chico ante monstruos con fama y experiencia, pero seguiré trabajando duro para que algún rato llegue ese día maravilloso”.

En el Milan, el holandés Nigel de Jong es el titular en el puesto de Gamarra. Lo ve jugar, lo considera un profesional total y espera estar en su lugar algún día. “Espero, espero que algún rato me citen a la banca para un partido del calcio. Lo importante es estar listo y si se da, será el día más hermoso de mi vida”.

Llegó a Europa hace 11 años y en Milan ya cumplirá cuatro. Entre sus objetivos está el desarrollar su carrera en ese continente, debutar y hacer varias temporadas en el Milan, ser titular, pelear campeonatos y también jugar la Champions League. “Tengo sueños grandes, sé que debo ir grada por grada, pero ya que estoy aquí voy a tratar de aprovechar la ocasión. Filipo me conoce como jugador, me vio varias veces, me dijo que crecí mucho, que estoy yendo por buen camino y eso me motiva bastante y no voy a parar, seguiré así y me entrenaré más duro. Llegar a esta situación fue muy sacrificado, pero mantenerse y mejorar lo será más, aún así estoy dispuesto a hacerlo”.

Cuando se le consulta cómo es su relación con los jugadores profesionales de su equipo, responde que es muy profesional y solo hablan de fútbol. “Con el Niño Torres solo se habla de fútbol, todo es un tema de juego, cómo debo moverme en la cancha, qué posición lograr. Es muy buena persona, un gran profesional, como todos los compañeros”.

Algún día le gustaría ser citado a la selección boliviana. Nunca fue convocado a una de categorías inferiores, es que en el país no se sabía de sus logros. Para él, “sería un gran honor”. Y es que “la nacional es otro capítulo. Claro que me gustaría jugar por la selección, a ver si me llaman”.

Estudia y practica, no hay nada de diversión

Intenso, duro y exigente, así es el día a día que vive Sebastián Gamarra en Italia, entre los entrenamientos con el plantel profesional del Milan y los estudios en el colegio Leonardo da Vinci. No hay ningún espacio para la distracción o la diversión. Él asegura que está acostumbrado a ello, porque dejó Bolivia a los 11 años y vive en Europa hace seis en ese ritmo.

“Me despierto a las 07.00, desayuno y ya parto al colegio Leonardo da Vinci, donde curso el último grado de secundaria; y al margen hay clases técnicas para preparador físico, porque saldremos con un oficio técnico, que este año acabo”, cuenta.

Luego de las clases, Gamarra vuelve al Convito —la residencia en donde vive—, almuerza rápido y de inmediato sale rumbo a las prácticas del equipo profesional, eso es al Centro Deportivo Milanello, que está a 50 kilómetros de la ciudad, lo que significa una hora de viaje solo la ida.

“Entrenamos desde las 15.00 hasta las 18.30. Por tanto regreso a eso de las 19.30, ceno, hago mis tareas y descanso temprano para que al día siguiente vuelva a la misma rutina”. En Convito vive con otros jugadores juveniles extranjeros como también italianos que son de otras ciudades. En el lugar hay personas que les controlan las actividades que cumplen.

No puede descuidar ni una cosa ni la otra. En los estudios le va bien (habla perfectamente el italiano). Además, sabe que cuando termine no solo será bachiller, sino que ya tendrá una carrera técnica, que está relacionada directamente con la actividad deportiva. Ese es otro avance.

“El estudio también es importante, sobre todo por el nivel que se tiene acá, en Europa. Tengo que destacar que desde muy chicos nos forman con la exigencia y disciplina respectiva para estar muy maduros”.


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